Gobierno Santos debe suspender definitivamente la venta de Isagén, para no perder la soberanía energética del país

En hora buena, el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Gutiérrez, el 12 de agosto de 2014 tomó la decisión de aplazar la subasta de Isagén por un año, empresa mixta de servicios públicos en plena expansión dedicada a la comercialización y generación de energía, que cuenta con una participación gubernamental del 57,6 por ciento.

Aunque la medida estatal de suspender la venta de este valioso activo del país lo compartimos quienes defendemos lo público, considero que el Gobierno debería  suspender definitivamente su privatización, pues, la compañía, tercera en generación eléctrica en Colombia, participa con el 18 por ciento dentro del sistema de interconexión nacional, al contar con cinco centrales eléctricas y una térmica, que generan una capacidad instalada de 2.212 Megavatios (MW), distribuidos en 1.912 hidráulicos y 300 térmicos. Además de tener el derecho de uso de la línea de interconexión eléctrica con Venezuela.

 

Su importancia radica en que la empresa cuenta con un portafolio de generación eléctrica de alta calidad y de reconocimiento en el mercado energético colombiano, catalogado como uno de los más atractivos de la región, gracias a la estabilidad del sector, un marco regulatorio favorable y un alto potencial de crecimiento, debido al incremento de la capacidad instalada con el proyecto hidroeléctrico Sogamoso, que generará 820 MW una vez entre en operación en el tercer trimestre de 2014, que aumentará su volumen instalado a 3.032 y su generación anual aproximadamente un 50 por ciento.

 

Además, en el futuro, Isagén acrecentará  su valor energético y comercial por el hecho que hoy adelanta estudios técnicos y ambientales para determinar la viabilidad de los proyectos hidroeléctricos Samaná, en el Departamento de Caldas, Cañafisto, en Antioquia, Piedra del Sol, en Santander y Patía, en Nariño, junto con dos proyectos adicionales en Perú, que tendrían una capacidad combinada estimada en aproximadamente 3.500 MW.

 

¿Por qué la venta de Isagén es un error histórico?

 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, organización dependiente de Naciones Unidas y responsable de promover el desarrollo económico y social de la región, asegura que el sector eléctrico tiene significativa importancia estratégica en las economías modernas, tanto en el tema económico, social y ambiental, por la posibilidad de disponer de energía eléctrica de manera confiable y a costos razonables, fundamental para cualquier actividad productiva, que genera bienestar a sus habitantes.

 

La venta de Isagén sería un error histórico que traería consecuencias negativas para Colombia, pues, la empresa, adscrita al Ministerio de Minas y Energía, generadora de soluciones energéticas limpias, hace parte de uno de esos sectores estratégicos fundamentales para el desarrollo económico y social del país, por lo que debe seguir bajo el control del Estado.

 

Dicho de otra manera, al vender Isagén, los colombianos estaríamos renunciando a nuestra soberanía energética, debido al tamaño de las inversiones con las que el Estado cuenta en este fragmento de la economía, con gran capacidad de arrastre en otros renglones productivos, que van desde la construcción y las industrias asociadas hasta la fabricación de componentes con alto contenido tecnológico. De este modo, la política energética influye notablemente en el desarrollo industrial del país.

 

Por este motivo, considero que no se debe vender Isagén a las empresas extranjeras,  pues no tendrían el mismo interés en invertir en aspectos sociales en Colombia. Probablemente solo pensarían en obtener ganancias, al tiempo que anualmente saldrían del país millones de dólares sin retorno ni inversión en nuevas centrales hidroeléctricas, lo cual sería perjudicial en nuestro desarrollo productivo, habida cuenta del crecimiento de nuestra economía jalonada por el desarrollo industrial. Otro aspecto, a tener en cuenta, es que quien ganara la subasta podría no interesarle la venta de energía a estratos no rentables ni apartados del país, prefiriendo vender la energía producida en la nación a países extranjeros.

 

¿Será negocio rentable la venta de Isagén para construir carreteras?

 

Con la venta del 57,7 por ciento de las acciones de Isagén, el Estado espera obtener  cerca de 5 billones de pesos, que sólo alcanzarían para financiar el 10 por ciento del total del costo de las vías 4G, teniendo en cuenta que el valor total de este programa de concesiones asciende a 49,5 billones de pesos, para construir 8.170 kilómetros proyectados. Es decir, la venta de la empresa sólo alcanzaría para construir 825.

 

Con este aporte a la infraestructura vial del país, surge la pregunta si vale la pena vender Isagén, pieza fundamental de la seguridad energética de Colombia, desconociendo su solidez, tendencia alcista y perspectivas de crecimiento, que nos forjaría en el futuro grandes dividendos sociales y económicos. Datos oficiales dan cuenta que sólo el año anterior la empresa generó ingresos netos para el país por 434.000 millones de pesos, cuyos resultados  demuestran su excelente desempeño administrativo y financiero.

 

Al ser esta empresa productiva, ¿por qué vender este activo público para otorgarle créditos subsidiados, con ocho años de gracia y pagaderos durante veinte, a las empresas privadas que pugnan en la construcción de las vías 4G, quienes se beneficiarían mediante un fondo en la Financiera de Desarrollo Nacional? Es decir, regalarles nuestros activos bajo el sofisma de préstamo a los ganadores de las licitaciones para que construyan las carreteras con nuestra propia plata.

 

El Gobierno Nacional debe buscar alternativas diferentes para conseguir recursos en la construcción de Vías 4G sin necesidad de vender Isagén, empresa emprendedora de proyectos hidroeléctricos de alta envergadura, generadora de riqueza para nuestra nación y convertida en modelo a seguir. No existe justificación alguna para la venderla, pues, con esta acción, el gobierno Santos pondría en riesgo la seguridad eléctrica del país, que podría generar alzas en los costos de la energía y, por ende, en las tarifas a los usuarios. Más bien, debería fortalecerla para hacerla más competitiva.

 

Con su venta de Isagén, el gobierno del presidente Santos le serviría en bandeja de plata a la empresa extranjera que resultara ganadora de la subasta, puesto que la compañía cuenta con un contrato de estabilidad jurídica y económica que contiene ventajas en impuestos y servicios públicos, que le permitirá obtener jugosas ganancias adicionales en los próximos veinte años.

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