El último episodio, ocurrido el viernes por la noche, en la carrera 68 con calle 68, fue conocido por los medios de comunicación segundos después de que los asaltantes escaparon con el celular de uno de los pasajeros. A través de la televisión pudimos observar en vivo y en directo y escuchar a las víctimas, todavía estupefactas por el impacto del asalto, mientras rendían declaración ante los policías que acudieron a atender el caso.
El conductor no tenía manera de saber que el joven que le hacía la parada, con una tarjeta de Tullave, era un asaltante, que en cuanto abrió la puerta blandió el puñal y amenazó a los ocupantes, mientras un segundo asaltante subía al bus armado de un revólver amenazando al conductor y a los pasajeros para que entregaran sus pertenencias.
El hombre, todavía pálido por el susto, les contó a los policías, en medio de su impotencia que no sabía qué hacer, si parar, si abrir las puertas o seguir el recorrido. Los conductores de los buses están tan inermes como los pasajeros.
Como concejal de Bogotá a diario recibo denuncias ciudadanas en las que es evidente que el temor, la zozobra y la angustia se han apoderado de mujeres y hombres que salen a laborar, a estudiar o realizar alguna diligencia y no saben si podrán volver con vida a su casa.
El episodio del asalto al bus el viernes, en el que un pasajero, sin pensar en las consecuencias, salió en persecución de los asaltantes, muestra que las medidas que el gobierno de la Bogotá Humana ha anunciado no están siendo efectivas para proteger a los pasajeros y a los conductores del SITP.
También demuestra que son los jóvenes, menores de edad o con la mayoría de edad recién cumplida, los que están integrando estas bandas de antisociales que ponen en zozobra a los pasajeros.
Y lo más grave de todo, y es la denuncia que quiero hacer como concejal, es que la Policía está desbordada con estos casos, porque no tiene la capacidad suficiente para atender los múltiples hechos y lograr la captura de los delincuentes. Los llamados son de norte, sur, occidente y oriente.
Mientras está escuchando un llamado de Kennedy por el asalto de un bus de servicio público, otros están avisando sobre un nuevo asalto a un bus del sistema integrado en otra zona de la ciudad, casi simultáneamente, y como ocurrió hace unos días, a la misma hora, en Chapinero se reportaba otro asalto.
Como denuncié recientemente, en la carrera 13 con calle 23, a pocas cuadras de un CAI, la Policía tomaba declaraciones a las víctimas de un asalto, mientras a pocas cuadras, los delincuentes que habían perpetrado ese asalto hacían lo mismo con los pasajeros de otro bus del sistema. Una de las víctimas, una señora de 56 años, del impacto sorpresivo por el atraco quedó sin voz.
Ni estos delincuentes ni los que todos los días han sido castigados y ni siquiera han sido capturados, a pesar de las descripciones que hacen los pasajeros.
Esta grave situación demuestra que las promesas de aumento de pie de fuerza de la Policía y las estrategias anunciadas no han sido efectivas y estamos en manos de la delincuencia.
Lucía Bastidas Ubaté
Concejal de Bogotá
