Esta vía debió ser construida en el 2013, porque desde esa fecha se recaudó la valorización, pero las administraciones pasadas no cumplieron con su deber, así que este gobierno tuvo que asumir la responsabilidad de actualizar diseños y conseguir dineros faltantes, porque se desfinanció debido a las demoras.
Se invirtieron 31.000 millones de pesos, incluyendo la interventoría y se le puso la lupa y el seguimiento apropiados. Al final se construyó en un tiempo de dos años y 26 días, para beneplácito de residentes de Suba y Usaquén que serán los directos beneficiados.
Para quienes le ponen palos en la rueda a la valorización, es bueno que vean los resultados de este esquema de financiación. Con este puente y la vía terminada, ahora el norte va a tener un corredor alterno a la calle 170 para conectar el oriente con el occidente de la ciudad.
Los directos beneficiados van a ser los residentes de 80 barrios, como Rincón del Puente, San Antonio Norte y Tibabita, en Usaquén, y Nueva Zelandia, Mirandela y Tejares del Norte en Suba. A ellos se les reducirá hasta en 30 minutos el tiempo de desplazamientos gracias a la vía y el puente de tres carriles por sentido de 3,50 metros.
Por esta zona circulan unos 12.000 vehículos al día. Pero no solo los carros se benefician, las obras incluyeron el espacio para los peatones que ahora cuentan con pasos seguros en este punto de alto tráfico de la ciudad.
La valorización responsable funciona. Ese mecanismo ha permitido hacer obras en Bogotá desde mediados de los años 60. Seamos responsables con la ciudad.
Concejal