¿Qué hacemos frente a la violencia contra las mujeres?
Voté no al proyecto de sillas exclusivas para mujeres en Transmilenio pues no ataca el origen de esta violencia: el comportamiento machista.
Lo que está en el trasfondo de la renovada violencia contra las mujeres es la resistencia de muchos hombres a que ellas ocupen un lugar equiparable al de nosotros en la sociedad. Ese es el asunto de fondo y Transmilenio es sólo uno de los escenarios de ese conflicto.
Indudablemente este proyecto tiene la mejor de las intenciones. Pero resulta que en muchas ocasiones es el conjunto de la sociedad el que representa una amenaza para la mujer.
¿Cuántas mujeres no conocen todo tipo de acoso en su lugar de trabajo cuando son subordinadas? En este caso, son víctimas de hombres que quieren aprovechar su jerarquía para ejercer chantaje sobre ellas. Y no solamente es el acoso sexual.
Para mujeres de todos los sectores sociales el escenario más amenazante es el hogar. ¿Vamos a crear entonces en los hogares un cuarto de pánico para las mujeres, para que se puedan esconder allí de los hombres?
No apoyé este proyecto precisamente porque va a mantener la idea de que los hombres no podemos contenernos. Eso es lo que se está evidenciando, por ejemplo, en las excusas de los grandes cacaos de Hollywood quienes justifican su violencia contra la mujer en sus instintos machistas.
El desafío de fondo es que los hombres podamos auto-contenernos. Limitarnos en nuestro impulso hacia la violencia, pues la violencia no es tan natural como los hombres justificamos. A lo que tenemos que abdicar los hombres es a determinados comportamientos, es decir, debemos lograr un cambio de actitud como el que prometió la alcaldía a través de su objetivo de construir nuevas masculinidades en la ciudad – de lo cual nada se ha visto.