Afirmar prepotentemente que en los próximos 100 años el principal sistema de transporte público en Bogotá serán los buses equivale a ponerle una lápida al proyecto del Metro que, sin que medie un sólo estudio técnico al respecto, ya decidió recortar a la tercera parte, hacerlo elevado y cambiar el trazado.Tan evidente es el asunto que técnicos y editorialistas que ven con simpatía a Peñalosa se apresuraron a guardar distancia de sus afirmaciones.
Quejarse del "excesivo" gasto en programas sociales significa que se avecina un recorte drástico de programas clave para los sectores vulnerables y una nueva y amplísima masacre laboral de profesionales, técnicos y trabajadores que le han dedicado la vida a trabajar con las comunidades más necesitadas.
Y en el "trino" de hoy se anuncia la venta de la ETB luego de que la Bogotá Humana hizo crecer en 60% su valor gracias a una modernización de redes, cubrimiento y servicios sin antecedentes en una empresa pública de comunicaciones.
No se trata de una oposición al nuevo alcalde porque la izquierda democrática perdió unas elecciones, se trata de que la ciudadanía, o se moviliza contra la arrogancia y la improvisación del "gomelo estadista" o Bogotá perderá lamentablemente años de inclusión y desarrollo social.
