Si bien técnicamente la valorización es una contribución, en la práctica para la gente del común es un impuesto más, máxime cuando desde hace algunos años este pago se ha convertido casi que en un pago anual.
Según la concejal Luz Marina Gordillo a la gente no se le puede salir con excusas que no se trata de un impuesto sino de una contribución. La gente quiere ver las obras por las cuales viene pagando desde hace muchos años, pero aún no se ven.
Desde 2005 se exigió a los ciudadanos el pago de la valorización, pero las obras se convirtieron en una burla. Se ha hecho todo tipo de modificaciones a las obras y pese a que han transcurrido más de 10 años, los resultados no se ven.
Esta es una de las mayores quejas. La gente paga resignada para evitar el embargo de sus bienes, pero han perdido total confianza y credibilidad en la administración.
Por ejemplo, en el 2005 se les prometió a los habitantes de Puente Aranda la construcción del famoso “pulpo” donde confluyen importantes vías provenientes de diferentes sectores de la ciudad y 8 años después, en el 2013, se les dijo que era inviable.
Para darle contentillo a los bogotanos y evitar una posible protesta ciudadana, especialmente en el sur de la ciudad (Bosa, Kennedy y Fontibón), se les dijo que ya no deberían pagar algunas obras por valorización por cuanto se realizarían con recursos del cupo de endeudamiento.
Hoy día ni lo uno ni lo otro. Ni por valorización, ni por cupo de endeudamiento. La gente se quedó sin las obras prometidas y encerradas en los enormes trancones al salir a trabajar o estudiar.
Los prometidos puentes peatonales sobre la avenida Boyacá que beneficiaría a un inmenso número de trabajadores y estudiantes, quedaron en nada, con la excusa que serían incluidos en las obras de Transmilenio por esa vía.
Igual suerte corrieron los andenes y las ciclo rutas que luego de 8 años se dieron cuenta, según ellos, que no eran necesarios.
Debemos preguntarle a la administración ¿en qué quedaron las 137 obras de valorización que nos cobraron a los bogotanos hace más de 10 años?
Hábilmente la administración anterior le dijo a los bogotanos que les construirían las obras prometidas, pero sin cobrarles dinero alguno y a quienes ya habían pagado, les prometieron devolver el dinero.
Señor director del IDU usted nos puede decir a cuántas personas les devolvieron esos aportes y cuántas están pendientes por devolverles el dinero o cuántas decidieron no reclamarlos ante el complicado trámite que deben hacer?
También me pregunto ¿a cuánto ascienden los recursos que no fueron reclamados o no fueron devueltos y qué pasará con esa cantidad de recursos?
Otro contentillo para evitar la protesta ciudadana fue el prometer un nuevo estatuto de valorización donde se aseguraba que primero se construirían las obras y luego si se cobrarían. ¿En qué va ese nuevo estatuto? ¿La actual administración lo expedirá?
Lo cierto es que los bogotanos nos sentimos defraudados por la cantidad de recursos aportados y la poca cantidad de obras ejecutadas. Esta “Bogotá Mejor para Todos” debe decirle la verdad a los bogotanos y de una vez por todas destapar la verdad de las obras de valorización.
