El fallo de la Corte Suprema de Justicia que consideró en estos días que la dosis mínima debe entenderse como la cantidad que el adicto necesite, puede resultar contraproducente. La dosis mínima puede convertirse en una excusa para los jíbaros que venden droga en los colegios, según afirmó la concejal Luz Marina Gordillo.
Una de las estrategias de las bandas de microtráfico es volver adictos a los niños. Se han detectado casos en los que incluso venden drogas a menores de 6 y 8 años de edad.
Ese monstruo de mil cabezas ha extendido sus tentáculos criminales a las esquinas y colegios del país, públicos y privados. Poderosas bandas criminales manejan este fenómeno delincuencial, y tienen como uno de sus blancos principales a niños y jóvenes menores de 16 años, para introducirlos en el mundo de las drogas, lo que es absolutamente inaceptable.
Con esta decisión se abre la puerta para que quien sea encontrado con una cantidad cualquiera de droga en su poder y quien la conserve, se libre de la cárcel con la simple excusa de que es para su consumo.